El 2 de septiembre de 2025, la Comisión Europea desveló su plan climático más ambicioso hasta la fecha: una propuesta para reducir emisiones de gases de efecto invernadero por 90% en 2040. Más que una cifra, este objetivo puede redefinir el papel de Europa en la política climática mundial y, de paso, reconfigurar su economía, su seguridad y su innovación industrial.
Sin embargo, el camino a seguir está plagado de desafíos. Con la Presidencia danesa del Consejo de la UE al frente, los líderes europeos deben equilibrar las tensiones internas, los vientos en contra geopolíticos y la reacción climática en casa.
Por qué es importante el objetivo de 2040
El objetivo de 2040 llega en un momento en que el liderazgo climático mundial de Europa está bajo presión. El sitio Administración estadounidense de Donald Trump ha dado marcha atrás en la cooperación internacional, señalando represalias contra los países que apoyan las normas climáticas en sectores como el transporte marítimo. Mientras tanto, grandes economías como China e India podrían interpretar una postura más débil de la UE como una licencia para rebajar sus propias ambiciones.
En pocas palabras, si la UE cede terreno en materia climática, corre el riesgo de perder una de sus herramientas más importantes de influencia mundial. Un objetivo audaz para 2040 no sólo tiene que ver con las emisiones. mantener la credibilidad de Europa como líder climático.
Divisiones en Europa
No todos los miembros de la UE están de acuerdo. Aunque Dinamarca, Finlandia, Luxemburgo, Países Bajos, Eslovenia y España. fuertemente soporte el objetivo del 90%, países como Italia, Polonia y República Checa siguen oponiéndose. Otros están dispuestos a negociar si se ofrece más flexibilidad.
El pragmatismo será la clave. Con el plazo final de la ONU para que la UE contribución determinada a nivel nacional que se cierne sobre 25 de septiembre de 2025Dinamarca sólo dispone de unas semanas para alcanzar un acuerdo antes de la COP30.
Créditos de carbono: ¿Flexibilidad o laguna jurídica?
Uno de los aspectos más debatidos de la propuesta es la inclusión de créditos de carbonolo que podría suponer hasta 3 por ciento de las reducciones. Estos créditos permiten a los Estados de la UE contabilizar en sus objetivos las reducciones de emisiones verificadas logradas en el extranjero.
Los partidarios, entre ellos el jefe de clima de la UE Wopke Hoekstra, argumente que los créditos pueden servir de "puentes" con los socios en África y América LatinaAdemás de la reducción de emisiones, también pueden aportar beneficios sociales y económicos. También pueden acelerar la innovación en tecnologías como la captura y almacenamiento de carbono y la bioenergía.
A los críticos, sin embargo, les preocupa la rendición de cuentas. Los grupos de la sociedad civil señalan que los mercados de carbono tienen un historial de problemas de transparencia. Hoekstra ha replicado que la UE impondrá una verificación estricta para garantizar la credibilidad y el impacto. Y lo que es más importante Los objetivos para 2030 y 2050 siguen siendo puramente nacionaleslimitando la dependencia de compensaciones externas a esta fase provisional.
El clima se une a la seguridad y la competitividad
El objetivo de 2040 señala un Nuevo paradigma en la política climática de la UE. La acción por el clima ya no consiste sólo en proteger el medio ambiente, sino en seguridad energética, competitividad industrial y estabilidad geopolítica.
Europa se enfrenta a altos precios de la energía, protestas de los agricultores y presupuestos de defensa más ajustados.. Sin mecanismos pragmáticos como los créditos de carbono, un objetivo ambicioso podría resultar políticamente inviable. La Presidencia danesa se esfuerza por sortear estas disyuntivas, a la vez que estrecha los lazos con agentes subnacionales como Californiaun Estado que sigue avanzando en materia climática a pesar de los reveses de Washington. Al firmar una alianza con California y evitar cuidadosamente un enfrentamiento directo con Washington, Dinamarca señaló su estrategia de resistencia silenciosa.
El camino hacia la COP30
Los próximos meses serán decisivos. Dinamarca debe equilibrar la ambición con el realismo, garantizando que la UE llegue a COP30 con una postura fuerte y unida. Lo que está en juego no es sólo la capacidad de Europa para cumplir sus obligaciones climáticas, sino su capacidad para llenar el vacío dejado por Estados Unidos en la gobernanza mundial del clima.
El objetivo de 2040, por tanto, es más que un porcentaje. Es una prueba de fuego para saber si la UE puede integrar la acción por el clima en los marcos más amplios de seguridad, innovación y asociaciones mundiales.
Una década decisiva
A medida que Europa se adentra en esta nueva década, se enfrenta a una dura disyuntiva. Retirarse de la ambición y arriesgarse a perder relevancia, o adoptar soluciones pragmáticas que vinculen la acción climática a la competitividad y la seguridad. El objetivo de 2040 es la piedra angular de esa elección.
Tanto para los responsables políticos como para las empresas y la sociedad civil, la lección es clara: el clima no puede aislarse. Debe integrarse en el de la estrategia económica y geopolítica de Europa.
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Fuentes y lecturas complementarias
Este artículo se basa en informes y análisis de Emil Sondaj Hansen (2 de septiembre de 2025), un observador de la política climática y energética europea, según se publica en Carnegie Europa. Lea el artículo completo aquí.